Shinsekai Yori: Un mundo feliz

Japón, mil años en el futuro. La humanidad ha regresado a un estado primitivo de vida en pequeñas aldeas autosuficientes y, además, los seres humanos son capaces de emplear poderes psíquicos a los que llaman cantus. Un grupo de cinco jóvenes de doce años vive felizmente asistiendo a la escuela para entrenar su cantus tras su despertar, pero un día, durante una excursión de verano, descubren un extraño ser-biblioteca que les revelará toda la verdad tras su sociedad aparentemente perfecta y sostenible. Además, su encuentro con las bestias llamadas bakenezumi (una especie de ratas antropoides) será el origen de una futura y cruenta guerra que pondrá en juego el destino de la humanidad.

Un salto temporal de dos años nos muestra los cambios en los protagonistas y cómo los chicos comienzan a plantearse cosas; llegan a darse cuenta de todos los medios que la sociedad ha establecido para evitar que los humanos terminen matándose unos a otros haciendo uso de los poderes psíquicos y, claramente, si no cumples las reglas, te hacen desaparecer sin ningún remordimiento.
El último fragmento de tiempo nos muestra a los personajes ya adultos, con 26 años de edad, asistiendo a un episodio traumático que ya he anunciado antes. Entra en juego la ética y la moral: matar o ser, matado, pero ¿es correcto matar a seres con raciocinio? El final nos hará ver una verdad absolutamente reveladora que nunca, en ningún momento, nos esperamos.

Una distopía diferente
No en vano he escogido como subtítulo de esta reseña el título de una famosa novela de ciencia-ficción. Porque en Shinsekai Yori (From the New World), la manipulación genética y las implicaciones morales juegan un papel importantísimo en la configuración de una distopía muy diferente: aquí no hay máquinas, ordenadores ni ciudades futurísticas, sino que más bien es un retroceso al pasado, mostrándonos que no necesariamente una sociedad liberada de la tecnología es mejor ni más estable.
Los personajes cambian conforme la verdad se hace patente ante sus ojos, pero es bien cierto que esta serie, pese a navegar en base a las vidas de cinco chicos, no es una historia basada en los personajes sino en la historia en sí.
Y luego está la música. Qué maravilla. Además de incorporar parte de la Sinfonía del nuevo mundo de Antonin Dvorak (obra musical de la que toma el título), la banda sonora de la serie es una auténtica preciosidad y nos lleva a sumergirnos de lleno en el ambiente. Y los paisajes. Ay, qué decir de los paisajes. Aquí no hay paisajes urbanos, sino que la mayoría son entornos naturales y tienen un carácter preciosista que nos deja sin aliento. Si en esta serie A-1 Pictures hubiera desarrollado una mejor animación, sería simplemente awesome. Pero quitando el aspecto técnico, no se puede negar que el argumento es indiscutiblemente muy bueno.

Tengo que decir algo y voy a decirlo ya: se echan en falta más animes como este. Más animes que no sean sólo tetas y moe absurdo, sino que tengan una trama rica e interesante, que hagan pensar. Y Shinsekai Yori consigue precisamente eso.
Bueno, este anime está basado en una novela que consta de tres tomos y que, claro está, me gustaría ver licenciada aquí (al parecer en el anime omiten bastantes cosas de las novelas).
Yo tengo claro que es una de las mejores series que he visto últimamente.
Como último dato, una curiosidad: este anime no tiene opening, aunque sí tiene dos ending.

P.D: las imágenes que he escogido son casi todas de los primeros capítulos para evitar que os spoileis, je, je.